VÍRGEN DE LAS LÁGRIMAS

Cuando en 1939 se funda la Cofradía, se incluye en su nombre a la Virgen María por su carácter mariano, llamándose así “Cofradía del Descendimiento de la Cruz y Lágrimas de Nuestra Señora”.

Aunque inicialmente fue la Virgen del Paso del Descendimiento quien adoptó la advocación de la Virgen de las Lágrimas, diez años después una nueva imagen adquirió ese título advocacional.

En 1949, D. Arturo Guillén Urzáiz, quien había acompañado a la Cofradía en sus desfiles procesionales como representante del Ayuntamiento en los años 1944 y 1945, regaló el rostro de una Dolorosa, al que José y Joaquín Albareda Piazuelo dieron forma uniendo el rostro al resto del cuerpo que ellos mismos moldearon.

No se conoce el origen anterior de este rostro de la Virgen, aunque hay que tener en cuenta que su donante y familia eran importantes coleccionistas de antigüedades. En esas fechas de posguerra era fácil encontrar obras de arte religioso, o restos de las mismas, que en la quema de conventos y la Guerra Civil habían dejado abiertas al pillaje y posterior venta a anticuarios.

Con anterioridad, cien años antes, otro hecho que facilitó esta venta fue la Desamortización de Mendizábal.  A su vez debido a la pobreza, varios  conventos tuvieron que deshacerse de su patrimonio para poder sobrevivir. Luis García-Saúco estudioso de Salzillo y su escuela apunta el hecho de la destrucción o desaparición de varias Dolorosas de Salzillo por esos motivos. Desde los orígenes de la Cofradía, se atribuyó la autoría de esta dolorosa a la escuela del escultor murciano, aunque estudios posteriores también la han vinculado con la escuela malagueña. Por desgracia en la actualidad no tenemos datos exactos de su verdadero origen.

A la imagen hubo que construirle un paso o carroza, así como ropas y mantos. La carroza fue fabricada por Enrique Pueyo, junto con la colaboración y trabajo de don José González Torres, incorporando un palio que cobijaba a la Virgen, convirtiéndose así en la primera Virgen que procesionó bajo palio en Zaragoza, recordando a las advocaciones marianas andaluzas.

Esta carroza era de pequeñas dimensiones para ser empujada por unas 8 personas, con el palio sostenido por 8 varales. Tenía una bonita greca realizada en madera con el anagrama de la Cofradía centrado y con cabezas de ángeles en los extremos, la moldura de la parte superior, estaba retranqueada respecto a la inferior y la talla de madera entre ambas molduras tenía forma curva, como una gran escocia. Poca decoración floral y pocas velas, situadas de forma aleatoria a distintas alturas lo que permitía ver el cuerpo entero de la Virgen.

El hábito y manto, fueron realizados por las RRMM Adoratrices, en color azul marino, con bordados en oro. El manto fue bordado en todo su contorno con el anagrama de la Cofradía en la parte inferior, rodeado de diversos motivos florales. El hábito, bordado en la parte inferior donde destaca la corona, con cinturón grueso también bordado con motivos florales, así como ribetes en las mangas.

En 1951 fue cuando se bordó el palio, también de color azul marino por las RRMM Adoratrices, con el anagrama de la Cofradía centrado en las cuatro bandas, y las corbatas de los cuatro ángulos, todo ello como el manto y el hábito en oro.

La imagen presentaba el rostro juvenil y de inocencia con facciones suaves por el que le corrían cuatro lágrimas de vidrio soplado dos por cada lado, en el lado derecho sobre la mejilla una seguida a la otra y en el izquierdo una saliendo del lacrimal y la otra cercana a la comisura de los labios. Sus ojos entornados hacia arriba suplicantes y los brazos abajo enseñando las palmas de las manos.

Mostraba limpiamente su rostro, pues la cabeza quedaba cubierta por encima de la frente por una mantilla que dejaba a la vista la frente y caía libremente enseñando barbilla y cuello. Por encima de esta mantilla y en paralelo iba el precioso manto azul marino.     

Sobre la cabeza una sencilla corona, donde resaltan doce estrellas, colgando en el cuello un collar de perlas de dos vueltas, en el pecho un broche que sujetaba una mantilla que cubría los hombros, y sujetando con su mano derecha un pañuelo blanco.

En 1972, la Cofradía sufre varios cambios, realizando desde entonces la “Procesión de la Lágrimas”, únicamente con esta imagen, y creándose la sección de “Camareras de la Virgen”, reactivando lo que años atrás se conoce como Damas de Honor. Con la nueva sección, muchos son los regalos que irá recibiendo esta imagen en los siguientes años, principalmente mantillas, lo que poco a poco influirá en la forma de vestirla, provocando un cambio estético.

Desde el punto de vista escultórico, la imagen se lleva a restaurar en 1973 al taller de los Hermanos Albareda (Jorge y Miguel Angel Albareda Agüeras), y tras una restauración de la cara y un dedo,  se le implantan cinco brillantes en sustitución de las lágrimas originales regalo de una camarera de la Virgen. La situación de las mismas queda de la siguiente manera: En el lado derecho dos, en la misma situación que la anterior, y tres en el lado izquierdo, una cerca del lacrimal donde tenía la anterior y las otras dos un poco más abajo sobre la mejilla casi paralelas.

Si los vestidos son los mismos, la forma de vestirla va a cambiar su aspecto. Las mantillas ahora en mayor cantidad van a cubrir su frente y se van a ceñir más a su rostro escondiendo gran parte de este. El mantón y mantillas que anteriormente caían libremente de forma natural, ahora se ahuecarán creando una caída más amplia, dejando descender hasta la cintura la que cubre los hombros y añadiendo otra por encima del manto que llega hasta que se inician los bordados de este. Se completa con el relleno que se incluye por el interior de la túnica dándole un aspecto maduro frente al juvenil, que presentaba años atrás. A su vez los brazos se elevan mas que anteriormente. También se sustituye el collar por otro de brillantes circundando todo el rostro.

El paso de los años ha obligado a realizar distintas modificaciones en la carroza. En 1979, el cambio es prácticamente total. El Apostolado de la Oración, tras varias negociaciones, dona una greca de un Paso que tenía guardado en el Sagrado Corazón. Además se recibe de esta iglesia una peana que sustituye a la que llevaba hasta ahora. Esto conllevó el acondicionamiento del palio sustituyendo su armazón por otro de aluminio, debido al exagerado peso del anterior.

Fue una reconstrucción larga y supuso gran desembolso en carpintería, herrería, tallado de la greca y nuevas faldas para el Paso. Se trató de recordar la estética de la greca a la anterior, colocándola con una inclinación de 45 grados y manteniendo el anagrama frontal, aunque perdiendo algún detalle, como eran los angelotes de las esquinas. Los ropajes del Paso se decidió mantenerlos en color azul marino.

Desde 1990 posee dos coronas, realizándose la segunda, por decisión de la Junta, en oro y plata siguiendo la estética ornamental del paso. Posteriormente y ante la duda de cuál debería llevar, la Junta decidió que se fueran alternando cada año.

Al haber realizado la carroza sobre otra anterior, pequeños deterioros se van sucediendo con el paso de los años, lo que obliga en 1992 a reformar el palio, así como la luminotecnia y las faldas. Es a finales de los años 90, cuando el deterioro es de mayor importancia, y a pesar de nuevas intervenciones, a principios del nuevo siglo, la Junta Directiva tuvo que plantearse la decisión de realizar una nueva estructura del carro o incluso su sustitución por una nueva carroza.

Se elaboran dos bocetos sobre la nueva peana, el primero manteniendo las dimensiones del antiguo, elevando la altura, con greca vertical y cuatro varales a cada lado y una segunda opción, en la que no solo se eleva la peana del paso, sino que se alarga en 50 cm y se estrecha unos 20 cm, para proporcionarlo mejor a una estética más procesional. En esta opción, la greca se presenta vertical y se proyectan 6 varales a cada lado.

La Junta Directiva optó por esta segunda opción, pero tratando de acercar la forma estética de la greca a la existente en la anterior peana, por lo que se optó por un tercer boceto, en el cual con estas dimensiones, se procedió a inclinar la greca a 45 grados. La estructura del carro, se diseñó lo más funcional posible, con la novedad de que el sistema hidráulico del palio, se accionaría eléctricamente. Por su tamaño, se colocaron barras para 10 portadores en los laterales y una barra de empuje en la parte trasera.

Se encarga el trabajo a Talleres Juste, quien realiza la estructura metálica del carro, la greca metálica en chapa -con algún detalle repujado y otros industriales- y los varales y estructura del palio. Con respecto a los varales, por razones técnicas, se incluyeron únicamente 10 en lugar de los 12 proyectados inicialmente y el lateral de la greca es recto, icluyendo en su parte inferior las barras de empuje.

Esta nueva carroza se estrenó en procesión en la Semana Santa de 2006

La imagen de la Virgen, también se fue deteriorando con el paso de los años, y en 2010 se encarga a Gloria Téllez la restauración del rostro de la Virgen para que recuperase su aspecto original, extrayéndole barnices y maquillajes y reparando las pequeñas fisuras que se habían ido produciendo.

En cuanto a los ropajes, se realizó un nuevo manto por tener que ser de mayores dimensiones que el anterior, a la vez que nuevas faldas y palio. La Junta Directiva decidió que estos ropajes fuesen en terciopelo morado, sustituyendo el color azul marino. El manto bordado esperamos estrenarlo en la Semana Santa 2015 junto con el nuevo hábito de la Virgen aprovechando las celebraciones del 75 aniversario de la fundación de la Cofradía.

Actualmente tanto la imagen de la Virgen de la Lágrimas como su paso, están en perfecto estado y cada noche de Martes Santo sigue emocionando a quienes se acercan a contemplar su majestuoso paseo por la noche zaragozana al encuentro de su hijo descendido de la cruz.

Si quieres ponerte en contacto
con nuestra cofradía:
secretaria@cofradiadescendimiento.es